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Pensamiento Vadilliano


Todas las semanas han podido ver a nuestro compañero de Filosofía en la calle Madrid. Sus Atajos filosóficos constituyen un discurso propio y original. Por eso lo llamamos pensamiento Vadilliano, esperando sea del gusto del propio Vadillo esta nomenclatura.

Y seguimos...



Óscar Sánchez Vadillo. Atajos filosóficos (216-224)


216- En Norteamérica se utilizan tres expresiones muy sospechosas. Cuando dan a luz, “tienen un bebe”, have a baby, cuando fornican, “tienen sexo”, have sex, y cuando lo pasan bien, “tienen un buen rato”, have a good time. No sé si es que el idioma se les monetiza o es que el capitalismo se lingüístiza, pero aquí todo se les hace propiedad privada…





217- La frase que dice “Esto es rocanrol, no te preocupes por la técnica, tan sólo sube el volumen y disfrutalo” es perfectamente válida también en mi opinión para la escritura.






218- Yorik, el “hombre de las mil burlas” que Hamlet evocaba sosteniendo su cráneo en la mano junto a su tumba está perfectamente vivo en Tito, el barman de tu barrio.





219- La exaltación de la amistad, el amor y hasta del saber, cuando es sincera, suele terminar en ronquido de borracho.






220- Un Dios a la manera del monoteísmo pero despojado de toda la miseria y el horror que ha rodeado a las tres grandes religiones del Libro lo imagino yo como la madre de los Durrell en las novelas de Gerald: una gran señora, que tuvo una pasado al cual la muerte canceló (Spiro tal vez discrepe con esto, y por eso es el más leal y liberto de los servidores y chóferes), trabajadora y cuidadora, que es feliz con saber que sus hijos están contentos y bien atendidos, y a la que le encanta hacer comida para todos, incluso para los insufribles amigos de Larry, los novios de Margo, los bichos de Gerry y los puñeteros disparos de escopeta de Leslie -es decir, a los intelectuales, los amantes, los cazadores y los guerreros.





221- Nos guste o no, el reguetón es hoy el lenguaje de la atracción y el enamoramiento. El rocanrol sigue siendo muy grande, pero bandas como Pink Floyd culminaron una senda posible para la intuición musical que la alejaba de esa función tan básica y necesaria a cambio de acercarse a la crítica social y el sinfonismo. El sexo debía regresar tarde o temprano, con mejor o peor ropaje.





222- El ascenso de gente de temperamento/cani como Trump, Milei o Ayuso (¡Ayuso o del concepto difuso! ¡Isabel Díaz Abuso!) viene a mostrar que la teoría política o ha desaparecido o ha fracasado, puesto que estos sujetos no tienen ninguna duda que el poder es un atributo personal suyo, no un derecho divino, ni derecho natural, ni cesión colectiva, ni un sistema de contrapesos, ni las Leyes de la Historia, ni una magistratura provisional ni un servicio a la Justicia. No: el poder es lo que ellos tienen y merecen, como lo tuvo o mereció Gengis Kan o Tamerlán, de un modo netamente brutal y pre-ilustrado, y así queda zanjada para siempre para ellos la absurda cuestión.




223- Es curiosa la anécdota, no muy conocida, de que Leibniz, entre sus muchos y dilatados intereses, habría escrito también un recetario gastronómico. Es curiosa porque si todo lo que sucede en la mónada sale, brota de su propio fondo, precisamente el alimento ya no sería, desde ese punto de vista, la apropiación que un organismo debe hacer de la materia y energía de su entorno para subsistir y reemplazar sus células, sino que se trataría de algo más semejante a lo que ocurre en un videojuego actual en el que el avatar del jugador debe capturar monedas o alimentos virtuales para meramente seguir adelante, aunque no cometa ningún tropiezo en su aventura. Quiero decir que es como si Leibniz hubiera concebido que cada mónada tiene en su propia lógica interna que superar también el desafío de ser capaz de hacer ciertos esfuerzos en aras de su propia continuidad, aunque tales operaciones no tengan una traducción digamos física o biológica (y aunque la muerte de la mónada por inanición no sea más que “un cambio de escenario”, o, mejor una recombinación en las jerarquía de las monadas de un cuerpo), en el sentido de que verdaderamente algo externo pase a ingresar en una sede interna, al modo de las homeomerías de Anaxágoras. La nutrición es, pues, la objeción más intuitiva a la metafísica monadológica desde un terreno puramente cotidiano, y tal vez por eso el filósofo paró mientes también en la gastronomía, como si no hubiera puesto su atención en todo… (y como si no hubiera allí, también, sabrosas composibilidades por estudiar y degustar).




224- Seguramente no exista prueba mejor y mayor del pluralismo ontológico que la confirmación incesante y cotidiana de la posesión por parte de formas y estilos completamente antitéticos de una belleza absoluta. Quien aspire a priorizar unas sobre otras o a hacer rankings es lo sepa o no un aprendiz de fanático.

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