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Atajos filosóficos (264-274)



Óscar Sánchez Vadillo



264- La poesía consiste en convertir el azar de la fonética en necesidad construida.






265- Los adolescentes se reconocen unos a otros por sus defectos, y consiguen destacar en la medida en que agudizan sus propios tópicos…





266- Todos lo que proclaman que la vida es una mierda se olvidan de que genera una música cojonuda. Yo no creo, de ningún modo, que pudiera haberla mejor en otro planeta, en una Arcadia de ultratumba o en el proceloso futuro.






267- Llega un punto en que, con o sin notoriedad, la obra en la que sigue afanándose un artista más que maduro ya no es otra cosa que su mausoleo…




268- No comparto la emoción hacia los dinosaurios o las pirámides. Se puede comprender en un niño, a la manera del Calvin de Calvin y Hobbes, por aquello de imaginarse siendo uno mismo el más grande, y el más feroz, o habitando la más mostrenca de las edificaciones, puesto que emerge de una planitud de arena. ¿Pero por qué un adulto iba a admirar lo grande tan sólo por ser grande, si ya ha llegado hasta donde ha llegado, y lo que se ve desde ahí es ya “lo que hay”? Sin embargo, ocurre. No sólo los dinosaurios, a los que no consigo encontrar otro interés que el de su tamaño, o las pirámides, que son las tatarabuelas del mundo, también cataratas como las de Iguazú, o el acuario más bestia del mundo en Dubái, o el Kraken de las novelas de marinos, o la montaña rusa más trepidante fuera de Rusia, King-Kong contra Godzilla, etc., parece que despiertan un asombro tanto más bobo y difuso por cuanto que reedita, en versión pop, una forma residual de lo sublime kantiano. Pero lo sublime kantiano está en la mirada del que juzga, mientras que con dinosaurios y pirámides está sólo en las toscas y deformes dimensiones. Caballo grande…






269- Un restaurante chino es, junto con Las Vegas, el colmo del kitsch, pero el kitsch, como lo cursi, abriga (Ramón Gómez de la Serna).




270- La juventud no se pierde, se traspasa.





271- El pensamiento literario de Juan Benet pasaba por detestar a James Joyce por el lado estilista experimental, para también renegar de Aleksandr Solzhenitsyn por el lado de la crónica realista. Entre un denuesto y otro, que abren una fisura temporal de tan sólo cuarenta años, Benet reserva su estima crítica a William Faulkner y a sí mismo, espero que al menos por este orden.





272- Don Francisco Franco y Bahamonde (que en Wikipedia aparece caracterizado como ex Caudillo; ¿es, pues, Shakespeare ex dramaturgo) es el Mahoma del monoteísmo hispánico. Podrán pasar mil quinientos años, que seguiremos girando en torno a su figura. Como tal, era un señor valiente en faenas castrenses, más bien por falta de alternativa; no atractivo ni alto, pero impasible el ademán; dubitativo a más no poder, pero por ello mismo cauto; nada romántico ni audaz, como sí lo fue su hermano Ramón, pero desde luego pertinaz, como la sequía; y, en más en general, Generalísimo... Hacen bien, en cierto modo, quienes no encuentran nada semejante ni antes ni después en el triste periplo histórico de la península: la Jistoria de Jespaña es radicalmente Francocentrista, y como tal se sigue enseñando en Segundo de Bachillerato. No es un gran modelo, de acuerdo, pero como alternativa tan sólo tenemos a José Antonio Primo de Rivera, un cobarde infamante según el propio Paco, o a Manuel Azaña, que era igual o más feo que nuestro querido “Franquito” -en apodo del General Mola y otros aliados golpistas que le conocían bien, antes de caer bajo sus añagazas-, aunque tal vez mucho mejor orador y literato, pero, al fin y a la postre, un puto perdedor y un faccioso anti-español que murió en el exilio, como Don Antonio Machado ¡¡¡Arriba Él, nuestro profeta!!! (pero que no se le ocurra bajar).




273- La mayoría de la hostelería menor vive de los borrachos y de los futboleros.




274- No el amor, pero sí el arte del amor, sin duda es monogámico, pero de una monogamia en propósito, como ideal regulativo que apenas se cumple. Nadie puede declarar su amor a otro sin prometer tácitamente exclusividad, otra cosa es que el tiempo lo convierta en teatro.



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